La diástasis de los rectos abdominales es la separación excesiva de los músculos abdominales que causa una distensión del abdomen, como consecuencia de una alteración del tejido conectivo que los envuelve y los une.
Existe un tipo de tejido conectivo que envuelve a todo nuestro sistema músculo esquelético, la fascia. Este tejido se puede lesionar, al igual que los demás, cuando se supera el límite de tensión que puede soportar, igual que ocurre con los músculos. Cuando hay presencia de una diástasis hablamos de una lesión de esta fascia que une a nuestros músculos, no de una lesión muscular.
Este problema aparece más de un 50% de los casos inmediatamente después del parto, producido debido a los cambios hormonales del tejido conjuntivo, las tensiones mecánicas impuestas a la pared abdominal (estiramiento del tejido conjuntivo y la línea alba) por el crecimiento del feto y el desplazamiento de los órganos abdominales y puede tener efectos negativos, no solo estéticos causando un vientre flácido (las vísceras se protuyen hacia exterior ya que la pared abdominal no es capaz de contenerlas, provocando herniaciones de vísceras); puede causar también desestabilización del core, alterando directamente la postura, provocando dolores de espalda. Debido a la relación existente con el suelo pélvico también puede provocar disfunciones de éste, como incontinencia urinaria y dolor pélvico.
Existen factores que aumentan el riesgo de presentar diastasis como son la obesidad, flacidez muscular anterior al embarazo, gestación múltiple, parto con etapa prolongada de pujo, trabajo abdominal incorrecto…
Para evaluar la existencia de diástasis es preferible hacer valoración ecográfica, donde se verá si la faja abdominal es competente y el comportamiento de los órganos durante la contracción. No obstante, el fisioterapeuta puede realizar una primera valoración orientativa si no hay posibilidad de realizar ecografía; la persona se tumba boca arriba, con piernas flexionadas y pies apoyados completamente en el suelo y manos detrás de la cabeza. Se le pide que suba la cabeza, y con dos dedos en la línea alba a nivel del ombligo se palpará la respuesta de los rectos abdominales y la distancia que queda entre ellos, al igual que la profundidad de la diástasis y la flacidez del tejido conectivo. Una separación de 2,5 cm es habitual encontrarla en un periodo de 6-8 semanas tras el parto. No obstante, encontrarla más adelante, con máxima laxitud es indicativo de descompensación de faja lubo-pélvica que puede limitar la recuperación del suelo pélvico. Aunque esta valoración debe realizarla siempre un profesional, de manera orientativa se puede realizar la prueba uno mismo, en misma postura pero con una mano detrás de cabeza y la otra con la yema de los dedos en el abdomen, sobre el ombligo, sientes cómo al contraer los rectos, ¿se produce una separación en la que pueden entrar tus dedos? Si hay una separación de más de 2 dedos o 2,5cm, es conveniente que nos pidas cita para hacerte una valoración.
Debemos recordar que la pared abdominal forma parte del core, y trabaja de manera sinergista con diafragma, suelo pélvico y multífidos (musculatura vertebral). Por lo tanto no podemos tratar suelo pélvico sin abordar el correcto funcionamiento del resto de estructuras. El músculo transverso abdominal también cobra mucha importancia en la recuperación de suelo pélvico y diástasis, puesto que tiene fuertes vínculos con la fascia del músculo recto abdominal y la línea alba. La activación del músculo transverso del abdomen podría ser de protección de la línea alba y puede ayudar a prevenir o reducir la diástasis y acelerar la recuperación, puesto que las fibras del trasverso abdominal están paralelas con la diástasis de rectos; así que cuando la mujer lo contrae se contrae la diástasis de forma conjunta.
La diástasis se puede mejorar, pero dependerá mucho de la distancia de separación, en anchura y profundidad que haya entre los músculo, el éxito del tratamiento y sobre todo de si la faja abdominal es competente. La recuperación completa es muy difícil de conseguir en según qué casos. Además de ponerte en manos de un profesional, que evalúe tu diástasis y diseñe un plan de tratamiento especialmente adaptado a tus necesidades, puedes poner en práctica estas recomendaciones que te ayudarán a revertir o, por lo menos, no aumentar la separación de tus rectos abdominales. Será importante el trabajo del transverso del abdomen, como ya hemos comentado antes, evitar aumento de presión intraabdominal, como la que se produce en los abdominales tradicionales, en posturas de torsión y actividades con alto impacto, al realizar valsalvas (al realizar esfuerzos en apnea,como pujos al defecar). Técnicas que podemos aplicar en estos casos serían abdominales hipopresivos, electroestimulación, diatermia,…Aunque no recomiendo el uso de faja, si hay un transverso excesivamente debilitado y tejido fascial muy lesionado, hay fajas especialmente diseñadas para la diástasis (que permiten la cicatrización del tejido dañado de la línea alba), pero su uso SIEMPRE debe ir acompañado de un buen entrenamiento de la musculatura profunda del abdomen. Recuerda que la mejor faja abdominal es la musculatura del core.
Fisioterapeuta del equipo SANUM
Instituto SANUM, cuidado integral de tú Salud y la de tu Familia.
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