Las redes sociales se han convertido fruto del confinamiento en un depósito inmenso de “ejercicios” y “rutinas” de entrenamiento al alcance de todo el mundo.
Desde canales de Youtube, Facebook y otros espacios virtuales, se han promovido “ejercicios” y “entrenamientos” diseñados en ciertos casos por “entrenadores” o incluso “influencers” sin la formación ni experiencia necesaria para prescribir ni diseñar estos entrenamientos, haciendo de este entorno virtual un espacio donde todo el mundo sabe y parece que cualquier entrenamiento vale, sin importar quién sea el que esté haciendo dicho entrenamiento detrás de la pantalla, ni sus características o las necesidades que pueda tener, y en definitiva, sin preocuparse por la salud de la persona que lo realiza.
La disponibilidad de esta gran cantidad de contenido, sumada a la necesidad de movimiento y, sobre todo, de entretenimiento, ha hecho que durante el confinamiento un gran porcentaje de la población, sedentaria y activa, se aventurara a iniciar actividades que anteriormente no practicaban, siguiendo “ejercicios” y “entrenamientos” que rara vez se ajustaban a sus particularidades y que han podido acarrear más problemas que beneficios para su salud.
Y es que ha sido habitual el escuchar que alguien había sufrido un episodio doloroso, molestias recurrentes o incluso había llegado a lesionarse siguiendo alguno de estos “entrenamientos” durante la cuarentena, donde la adaptación del entrenamiento a las características individuales de la persona que lo practica brilla por su ausencia, aspecto que desde el Consejo General de la Educación Física y Deportiva (COLEF) se ha querido remarcar: “Normalmente los contenidos que se ofrecen son muy genéricos, sin considerar las particularidades de cada individuo, todo lo que debería de ser beneficioso se puede volver en contra si no consideramos estas particularidades”.
Parece estar bastante claro que prácticas inadecuadas pueden suponer mayores riesgos que beneficios para nuestra salud, tal y como indica, un estudio preliminar en el que se encuestó a un total de 1.900 participantes que hicieron sesiones de entrenamiento en casa por medio de las redes sociales durante este periodo donde se mostró que el 12% de los encuestados, es decir 1 de cada 10 encuestados aproximadamente, se habían lesionado llevando a cabo este tipo de sesiones, y que en el 5% de los casos había sido necesario tratamiento quirúrgico, afectando por igual tanto a hombres como mujeres, estando el 25% de ellas relacionadas con el complejo articular de la rodilla; y el 50% con lesiones de distintos grupos musculares.
Sin embargo, muy lejos de haber acabado con la problemática del todo vale para todos de las redes sociales, parece que el seguimiento de este tipo de “entrenamientos” y “entrenadores” se ha consolidado. Por ello, es de vital importancia cribar el contenido que consumimos a través de las redes, descartando aquellos “entrenamientos” basados en mitos o hechos que carecen de fundamentación alguna, y que a menudo se relacionan con objetivos tan ansiados como la pérdida de peso y otros fines estéticos.
La falta de actividad y el descontrol en la alimentación han sido dos factores que han propiciado que gran parte de la población haya ganado peso en esta cuarentena, y que ahora, les motive a iniciar “rutinas” o “entrenamientos” de carácter “metabólico” fomentadas por estos “entrenadores”, en las cuales se están pudiendo observar algunas prácticas que seguro, habrás podido escuchar. ¿Te suena alguna de estas?
Basados en la eficacia de circuitos como los TABATA, los entrenamientos de muy corta duración se han expandido por las redes como métodos de entrenamiento eficaces para la pérdida de peso y grasa corporal, con sesiones que no alcanzan en la mayoría de los casos, ni los diez minutos de duración.
Sin embargo, la pérdida de peso corporal estará sujeta a la existencia de un déficit calórico (entendiendo este déficit como la diferencia entre la energía fruto de los alimentos que ingerimos menos la energía que gastamos de manera diaria), que puede ser originado mediante la disminución en la ingesta, el aumento de la cantidad de actividad y ejercicio físico diario o la combinación de ambos factores.
Para que circuitos o sesiones de muy corta duración supongan un gran coste energético, necesitaremos llegar a intensidades muy elevadas (vigorosas), que en muchos casos únicamente podrán ser alcanzadas por población entrenada o con gran experiencia en este tipo de entrenamientos. Y es que para que estos circuitos lleguen a estas intensidades, se utilizan todo tipo de ejercicios donde priman ejecuciones a la máxima velocidad o se hace un uso excesivo de patrones muy complejos como los saltos y otros ejercicios complejos, variables que, sin la adaptación adecuada, pueden convertir al entrenamiento en un peligro para nuestra integridad física y salud.
Por lo tanto, la práctica de este tipo de entrenamientos será una buena herramienta siempre y cuando se adapte, controle y se combine su uso con otro tipo de entrenamientos (véase entrena la fuerza), teniendo claro que no asegurará, que, si no ajustamos nuestros hábitos nutricionales, podamos producir este déficit necesario y, por tanto, la pérdida de peso corporal.
Como decíamos anteriormente, la pérdida de peso y de grasa corporal, únicamente se produce si existe un déficit calórico y un ajuste nutricional donde se regule la ingesta de determinados macronutrientes. Este déficit afecta a todo el cuerpo por igual, por lo que pensar que hacer un determinado ejercicio permitirá la pérdida de la “grasa” de una determinada zona corporal, es más mito, que realidad.
Focalizar el entrenamiento sobre un determinado grupo o zona muscular, permitirá siempre y cuando se ajusten adecuadamente los parámetros del entrenamiento, mejorar aspectos como la fuerza o resistencia muscular de los músculos encargados de realizar el movimiento, pero no, la pérdida de grasa corporal de la zona en cuestión.
Por tanto, determinadas “rutinas” que focalizan el entrenamiento sobre una única zona corporal que aseguran reducir la “grasa” de la zona en cuestión en la búsqueda de fines estéticos como el denominado “six pack” o un “abdomen definido” no tendrían mucho sentido.
Además, en el caso concreto de este tipo de rutinas de entrenamiento, donde es habitual el uso de ejercicios en muchos casos desaconsejados por el estrés que ejercen sobre otras estructuras, como es el caso de los tradicionales abdominales y el estrés que suponen para la columna vertebral, no solo no cumpliríamos con nuestro objetivo estético, sino que podrían llegar a acarrearnos molestias e incluso lesiones derivadas de esta práctica inadecuada, siendo más aconsejado el uso de otro tipo de ejercicios para el trabajo sobre esta zona central (véase Core).
Creencias como que sudar más significa perder más peso y grasa corporal también están volviendo a proliferar. Sin embargo, la sudoración es un mecanismo del cuerpo humano utilizado para regular la temperatura corporal y disipar el calor, que poco tiene que ver con la “quema de grasas” como se ha podido escuchar.
La grasa corporal es un depósito y fuente de energía utilizado por nuestro organismo, que no se “quema” a través de la sudoración de la piel, sino que es consumido por el organismo como fuente energética.
Sudar más supone una mayor deshidratación, es decir una mayor pérdida de agua corporal, y pérdida de electrolitos, las cuales hay que vigilar en vistas a evitar posibles consecuencias negativas que pueden tener sobre nuestra salud como calambres, dolores de cabeza, mareos e incluso desmayos.
En definitiva, sudar más no permitirá una mayor pérdida de grasa, pero si implicará que tengamos que adecuar nuestra hidratación, siendo recomendable una continua hidratación durante la práctica deportiva, así, como evitar conductas para “sudar más” como realizar la práctica de actividad deportiva en horas centrales, o usar ropa con colores oscuros o que no permitan la transpiración (chubasqueros, camisetas térmicas, etc.)
Y es que NO, no todo vale, ni vale para todos. La actividad física y el ejercicio sin control ni adaptación pueden suponer un riesgo para la salud de los participantes siendo de vital importancia ponerse en manos de profesionales, siempre cualificados, ya sea de forma presencial o virtual, que dispongan de la formación y experiencia que nos pueda ayudar a cumplir con nuestros objetivos sin comprometer nuestra salud, teniendo claro que la individualización y la personalización del entrenamiento es un aspecto fundamental para asegurar los beneficios de la práctica deportiva y evitar poner en riesgo nuestro cuerpo fruto de una práctica inadecuada o poco recomendaba.
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