En un mundo donde la prisa domina nuestro día a día, las comidas que realizamos al día suelen convertirse en una actividad secundaria que realizamos mientras trabajamos, revisamos el móvil o vemos la televisión. La comida pasa a un segundo plano donde todo importa más que como comemos, qué comemos o cuanto comemos.
Sin embargo, el ritmo y la velocidad a la que comemos tiene un impacto significativo en nuestra salud general, pero, sobre todo, digestiva. Comer despacio no es solo una recomendación más, sino una estrategia clave para mejorar la digestión, la absorción de nutrientes y el control del peso.
La digestión comienza en la boca, esto es algo que debemos tener muy en cuenta para entender todo lo que conlleva comer despacio. Masticar bien los alimentos descompone su estructura y permite que las enzimas salivales comiencen la digestión de los nutrientes. Cuando comemos rápido y apenas masticamos, el estómago y los intestinos deben trabajar más para procesar los alimentos, lo que puede provocar digestiones pesadas, hinchazón y malestar estomacal.
Además, la ingesta acelerada de alimentos puede llevar a tragar aire en exceso, lo que contribuye a la sensación de gases e hinchazón abdominal. Comer despacio reduce este problema y favorece un proceso digestivo más eficiente. Parece insignificante, pero te invito a que lo pruebes y seas consciente de los síntomas que presentabas anteriormente y los que presentas después de haber hecho la prueba.
Al masticar correctamente y permitir que los alimentos pasen por el tracto digestivo a un ritmo y volumen adecuado, el cuerpo tiene más tiempo para descomponer y absorber los nutrientes esenciales. Comer rápido puede hacer que algunos nutrientes pasen sin ser completamente procesados, lo que disminuye su aprovechamiento y puede derivar en deficiencias nutricionales a largo plazo. Por lo que, puedes comer de todo, pero puede que no estés absorbiendo todo.
El cerebro tarda aproximadamente 20 minutos en recibir la señal de saciedad desde el sistema digestivo. Si comemos demasiado rápido, es probable que comamos más alimento del necesario antes de sentirnos llenos. Esto puede contribuir al sobrepeso y a problemas metabólicos con el paso del tiempo.
Por el contrario, cuando comemos con calma, permitimos que nuestro cuerpo reciba mejor la sensación de saciedad, lo que nos ayuda a controlar las cantidades y reducir el riesgo de comer en exceso. Además, saborear y disfrutar cada bocado nos permite tener una relación más consciente y saludable con la comida.
En conclusión, comer despacio no solo favorece la digestión y la absorción de nutrientes, sino que también mejora la relación con la comida. Hacer pequeños cambios en nuestros hábitos alimentarios puede marcar una gran diferencia en nuestro bienestar a largo plazo. Y sobre todo, ¡tu sistema digestivo también te lo agradecerá!
Dietista | Nutricionista
Información básicas sobre cookies
Una cookie o galleta informática es un pequeño archivo de información que se guarda en tu ordenador, “smartphone” o tableta cada vez que visitas nuestra página web. Algunas cookies son nuestras y otras pertenecen a empresas externas que prestan servicios para nuestra página web.
Las cookies pueden ser de varios tipos: las cookies técnicas son necesarias para que nuestra página web pueda funcionar, no necesitan de tu autorización y son las únicas que tenemos activadas por defecto.
El resto de cookies sirven para mejorar nuestra página, para personalizarla en base a tus preferencias, o para poder mostrarte publicidad ajustada a tus búsquedas, gustos e intereses personales. Puedes aceptar todas estas cookies pulsando el botón Aceptar, rechazarlas pulsando el botón Rechazar o configurarlas clicando en el apartado Configuración de cookies.
Si quieres más información, consulta la Política de cookies de nuestra página web.